Tristemente, Cinco horas con Mario (1966) es una obra
que conserva su actualidad, pese a los varios decenios que distan de su
publicación primera. Miguel Delibes creó una novela reflexiva en la que no hay
digresiones filosóficas. Por medio de un estilo ameno, prosaico, plagado de
repeticiones intencionadas que acentúan la sátira social, el autor
vallisoletano expone la injusticia social que imperaba en los años de la
dictadura franquista y en la España de principios de siglo (por medio de las
constantes alusiones a la vida en la infancia de Carmen y a la madre de esta),
la cual, por desgracia, comienza a ser bastante similar a la de los últimos
años.
De esta manera, se nos presenta una España fría, egoísta,
en la que no importa la muerte del otro y de lo que ello representa. Una España
cargada de reproches absurdos que se mueve ciega atraída por la pestilencia del
dinero, las apariencias (¿por qué queremos un seiscientos si no nos lo podemos
permitir?), la corrupción (qué acertadas son las palabras siguientes: "en
esta vida cuentan más los amigos que los títulos", cap.XV: 120, como ya Galdós lo había condenado
en Miau), y la distinción de clases
("cada uno en su clase"). En
definitiva, una España medieval, regida por los principios en la que comienza a
ser evidente la afirmación de Carmen: "leer y pensar es malo cariño"
(cap.III: 50).
Por ello, mientras vivamos bajo su techo, ella nos hará
el terrible favor de pensar por nosotros, ella será la que se sacrifique y nos
libere de llevar a cabo tan maligna acción. Y, si por una casualidad, Mario
—los ciudadanos— "quiere pensar por su cuenta que lo gane y se vaya a
pensar a otra parte [intelectuales exiliados], que mientras viva bajo mi techo
[España], los que de mí dependan han de pensar como yo mande" (cap.XI: 115). Así pues, no nos queda más
que felicitar a todos aquellos que han hecho posible esta situación y han
permitido que se mantenga vigente en pleno 2015.
Debemos estar satisfechos porque se va a dejar de jugar a
los "despropósitos" de Mario y se cumplirán las palabras de su mujer:
"mucho Dios, mucho prójimo, pero si los pobres estudian y dejan de ser
pobres, ¿quieres decirme con quiénes vamos a ejercitar la caridad?" (cap.XI: 114). Afortunadamente, se va a poder seguir
ejerciendo la caridad, ya que cada día que pasa, a todo aquel que quiera
estudiar en la universidad española le va a costar un poquito más. A diferencia
de los polacos, quienes tienen la indecencia de ofrecer hasta dos carreras
gratuitas a sus estudiantes. ¡Cómo se les ocurre! Sigamos con nuestra visión
túnel, vamos bien.
El mes que viene hay un día marcado en rojo en nuestro
calendario, veremos a ver qué ocurre, veremos si Mario hijo se levanta a
abrazar a la madre que se ha traicionado a sí misma, veremos si la gente ha
pensado, veremos si la gente es Mario o Carmen.
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