lunes, 4 de septiembre de 2017

Ritmo

Esta noche alguien va a probar mi barra de metal. La que no se enfría jamás, siempre está hirviendo. Ahora yo quiero jugar a ser gigante. Pensemos en horizontal, yo voy delante. Estoy ante conocidos que desconozco. Todos cantamos a coro letras vacías. Respetamos la sincronía de los saltos. Los gritos no consiguen acallar el sonido de las guitarras. La voz del cantante se queda en un segundo plano. Llueve cerveza por el brindis de la comunión entre felicidad y desahogo. Ese oro dorado enfría la sala. El calor no nos vence y seguimos el movimiento de la marea. No hay letras acabadas, ni tonos afinados. Solo se perciben risas y miradas de complicidad. Con el fin de cada canción las manos al cielo en símbolo de aprobación. El abatimiento no se considera y la libertad se vocifera. Sencillamente el aire que se respira invita a delirar toda la noche. Dormirme sería imposible, la hierba me escuece en la cara. Que cada vez que te vuelva a mirar me resulte más fácil morir que obligarme a decir la verdad.

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